Isabel Herrera de Taylor |
En
el relato hay un poco de maldad literaria, de la cual nos volvemos cómplices.
Hay dos personajes: un hombre y Carolina.
El hombre sueña con un prado hermoso y en el jardín ve sentada a
Carolina con un vestido antiguo. Dentro de su sueño, se asoma por la ventana y
grita: ¡Carolina!. La mujer desaparece y
hasta allí, llegó el sueño del hombre.
Sin embargo, el día siguiente el hombre
se encuentra con Carolina, y antes de dejarlo hablar ella le dice:“Anoche soñé que descansaba en un jardín y, como hacía calor, me aflojé la ropa que, por cierto, era de otra época. Entonces, alguien gritó mi nombre y desperté.” (Pág. 13)
No cabe dudas de que es un relato interesante, pero, repito, nos deja un sabor agridulce; sobre todo, si intentamos identificar la realidad. ¿Cuál es?
- ¿Cuando el hombre sueña con Carolina?
- ¿Cuando Carolina sueña con el hombre la llamó?
- ¿Los dos sueños son reales?
- ¿Los dos sueños son ficticios?
- O, simplemente, quien sueña es el lector, (que el hombre y Carolina sueñan) que como yo, ahora no es capaz de reconocer la realidad?
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