lunes, 4 de junio de 2012

ENRIQUE JARAMILLO LEVI: LITERATURA Y DOCENCIA


         Se han dicho tantas cosas acerca de Enrique Jaramillo Levi, que resulta imposible obviar su labor docente, la cual no se oculta, puesto que en sus ensayos, en sus cuentos y, hasta en sus poemas, es perceptible esta intención.

         Veamos algunos señalamientos que hace a los jóvenes escritores, quienes inspirados en el amor al terruño, sacrifican la universalidad propia del hombre que vive en un mundo globalizado. 

         Por ello, en el cuento Largo viaje interior inmerso en la obra En un instante y otras eternidades podemos leer la siguiente reflexión: “Limitarse a escribir sobre el país de uno, sobre una sociedad determinada, sobre los problemas personales del autor, dijo, es la mejor manera de no trascender. Hay que ir más allá de lo inmediato, de las raíces, sin renunciar a ellas.  Lo cual significa ahondar en la experiencia humana incorporando aristas y recovecos poco explorados, buscando exponer lo singular, lo raro, lo extraordinario, acaso lo maravilloso, pero también lo trivial, lo chato, lo banal, lo absurdo, lo cotidiano que de tanto acometerlo no lo tomamos en cuenta como algo significativo.”

         Hay que encontrar varios elementos didácticos en el fragmento en mención.  Veamos:

-       Lo rural está desgastado. La literatura debe enfocar los elementos cotidianos con un elemento de universalidad.  Las vicisitudes humanas, en esencia, son las mimas en todas las latitudes.  Por ello, en la actualidad no tiene mayor trascendencia demostrar las particularidades de una situación.

-       Es indispensable ir más allá de lo propio, sin renunciar a ello.  Se puede ser panameño y ser universal de manera simultánea. Resulta necesario ahondar en la experiencia humana, la cual todavía tiene extensos campos por explorar. La esencia del hombre todavía no es conocida en su totalidad.  

Por otro lado, recomienda el maestro que se debe evitar imitar los finales desarrollados por otros creadores, puesto que esto castra la valoración de la obra. 

Al respecto, el maestro, taxativamente señala en su cuento El acordeón que: “También comprendió que no se puede imitar con éxito los desenlaces de cuentos superiores y mucho menos tratándose de temas tan diferentes, por el solo hecho de tener en común ciertos rasgos alegóricos o de cualquier otra índole.” 

Es decir, el buen cuentista, por ende, el buen escritor debe procurar exigirse la originalidad, pues el cierre de toda obra literaria es uno de los ingredientes más influyentes en su adecuada valoración.  

         Nos indica, además, que no siempre es bueno seguir al pie de la letra un plan, una estructura, un esquema.  Sucede mucho en el ejercicio escritural que uno empieza escribiendo algo y termina escribiendo otra cosa.  Desde este punto de vista, en el relato titulado La trama nos dice: “Es que a veces no hay más remedio.  Las cosas simplemente van ocurriendo y uno se encuentra en medio del asunto.  No toda la vida es el resultado de un plan, de una trama pensada con la frialdad de novelista.  Aunque hay quien te dirá, claro, que no es uno quien en estos casos concibe el diseño de los hechos y propicia su indefectible realización a partir de ciertas premisas guiadas por una voluntad meticulosamente perversa.”

         Una de las obras que, a mi juicio personal, a mí me parecen emblemáticas en la producción de este autor, es La mirada en el espejo (1998), la cual es una verdadera poética del cuento, género que ya en diversas ocasiones he anunciado que es el que más ha destacado a Jaramillo Levi y en el cual el autor tiene mayor fe como escritor. Lo más trascendente del libro es su afán didáctico que va a reflejarse en su interés por enseñar a los lectores la forma como deben escribirse los cuentos.

         Aparte de este libro, uno de los textos más significativos, de este autor, es Gages del oficio (2007), obra en la cual se recogen ensayos, artículos, prólogos a libros de diferentes autores y entrevistas que se le han realizado al propio Jaramillo Levi.

         Los tópicos desarrollados en el texto mantienen el afán didáctico, pues en el mismo el autor repite sus perspectivas con respecto al cuento, a la novela y a la poesía.  Por este motivo, nos detendremos a comentar algunos aspectos fundamentales del ensayo que lega su nombre al libro.

         Así, al referirse a los temas desarrollados, nos comenta el autor que siempre se escribe sobre lo que se conoce, lo que se ha visto, lo que se ha leído. Sabemos, que muchos autores, tales como el Premio Nóbel mexicano, Octavio Paz, piensan que la vida de un escritor no hay que estudiarla, porque la misma se encuentra presente en la obra literaria; en Jaramillo Levi encontramos el mismo punto de vista: los escritores son el producto de lo que han leído y de lo que conocen y eso es, precisamente, lo que vamos a encontrar en sus obras literarias, o como nos dice el autor: “Por supuesto que en realidad uno no crea de la nada, sino a partir de un arsenal de confusas o claras experiencias o motivaciones que ni uno mismo sabe del todo que existen en nuestro interior.  A mi juicio, fundamentalmente escribo para saber, a veces para percibir lo que nunca antes fui capaz de sentir…”  Otro aspecto interesante que vamos a encontrar en este libro, es el que se relaciona con los diversos géneros literarios (recordemos que nuestro autor ha publicado cuentos, ensayos, teatro, periodismo cultural; pero nunca ha publicado una novela, la cual estamos convencidos de que pronto aparecerá, toda vez que, la temática tantas veces esbozada no descansará hasta que cobre vida como unidad, lo cual se logra solamente en la novela).

         Así, pues sus elucubraciones sobre los géneros van a representar sus puntos de vista; cree en el cuento porque él mismo es dueño de una gran versatilidad y se confiesa, hasta el momento, sin aliento para dilatar una novela, ya que este género se caracteriza por tratar la vida misma, mientras que el cuento sólo nos refleja una parte de la misma, o mejor dicho, el cuento nos permite disfrutar del sabor del pastel, con solo comer un trozo…, sin necesidad de comérselo todo…

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