sábado, 5 de septiembre de 2020

Acercamiento crítico a la producción cuentística de Gloriela Carles Lombardo, Eyra Harbar y Gilza Córdoba: tres voces narrativas emergentes en Panamá


Melquiades Villarreal Castillo
         Como participante en todos los congresos sobre literatura organizados por la Universidad Tecnológica de Panamá, testimonio que la producción literaria nacional ha sido examina desde variadas perspectivas. A ello, sumo la experiencia de haber compartido con los expositores internaciones, quienes han mostrado complacencia, por la calidad de los eventos y, sobre todo, por el esmero de nuestra literatura que, poco a poco, comienza a ganar un sitial meritorio dentro de las letras hispanoamericanas. En este Sexto Congreso de Literatura Panameña, auspiciado por la Universidad Tecnológica de Panamá, me enfocaré en un Acercamiento crítico a la producción cuentística de Gloriela Carles Lombardo, Eyra Harbar y Gilza Córdoba: tres voces narrativas emergentes en Panamá. Igual que para todos, las reglas para mí son claras: la brevedad es condición imperante.
         Por ello, me referiré inmediatamente a un enfoque en torno a la obra de Gloriela Carles Lombardo, quien este año se hizo merecedora del Premio Sagitario Ediciones de Minicuentos, con la obra Niño de Ajo.
         En esta ocasión, me referiré a la obra Fugacidades en un panal de fuegos, obra publicada el año pasado, de la cual la crítica ha hecho comentarios muy positivos, tales como el de  doña Margarita Vásquez, quien ha dicho: “El libro Fugacidades en un panal de fuegos interpreta, mediante toques, palpitaciones, formas, metáforas y alusiones, una serie de rasgos, creencias, sentimientos y dimensiones culturales relacionados con la percepción de la mujer por ella misma o por los otros. Procura desentrañar ideas culturales heredadas o adquiridas, manifestadas en información que ha sido ataviada figuradamente, como se ha dicho, o, en algún caso, trasvestida. ¿Más específicamente sobre qué habla? Sobre acciones humanas, sobre formas de conducta, sobre imágenes e imaginaciones. No se refiere a lo verdadero o falso, sino a la influencia que puede ejercer la recepción de la palabra escrita, el diálogo, la observación, el silencio o el ejemplo personal en los personajes y, por ende, en el lector.” (Vásquez, 2018)
“En cambio, el polifacético, Salvador Medina Barahona nos dice: Fugacidades en un panal de fuegos, primer libro de la escritora panameña Gloriela Carles Lombardo (Ciudad de Panamá, 1977), justo viene a ofrecernos el fruto de una hibridación que ya no solo habla del tejido de dos géneros que de suyo se desbordan el uno sobre el otro, sino de la tensión que opera a partir de sus asociaciones líquidas, lo mismo que de la armonía que los concilia en un mismo espacio textual.
Es un libro que alterna consistentemente poemas breves (de estructura versal, algunos de los cuales exhiben un cierto aliento narratológico) con minificciones en prosa de evidentes vuelos poéticos.” (Medina Barahona, 2018)
         Y, en su prólogo a la obra, Enrique Jaramillo Levi indica:  “En este sentido, mucho tiene de surrealista su prosa, de asociación de ideas al modo de la escritura automática, de hibridación en movimiento perpetuo, de quiebre radical con lo establecido. De actitud rompedora. Para ello, el uso de la ironía, el sarcasmo, el absurdo, la hipérbole de prosapia antigua, y a ratos incluso la implícita y sin embargo vibrante denuncia, son instrumentos de semántica precisión casi que quirúrgica. En algunos textos campean sin mucho eufemismo traumas, fobias, rabias a punto de estallar convertidas en ficciones encomiables, sorprendentes… Y como todo empeño renovador en el arte, esta forma oblicua de escribir abre nuevos caminos.” (Jaramillo Levi, 2018)
         Del libro de Carles Lombardo, nos encontramos con una combinación de minicuentos, con minipoemas, que sería interesante llevarlos a un laboratorio más amplio, con la finalidad de obtener un punto de vista más general y exacto a una obra que, al buen estilo cortazariano, le exige al autor, al lector y se exige a sí misma. En el relato La otra, se observa la presencia freudiana que en alguna medida nos sirve para entender los enmarañados laberintos de una mujer, quien, cuando fue abandonada por su padre: “De pequeña fue feliz. Era la niña de los ojos de su papá. Un día lo perdió. Se fue con otra mujer. Desde entonces se entramó en su inconsciente un tropo de venganza y la búsqueda de su progenitor. Disolvió matrimonios, se estampó la etiqueta de “querida”, se le abalanzaron mujeres-madres-esposas a pedradas. Más tarde se casó con la sombra de su padre.” (Carles Lombardo, 2018, pág. 36) Este microrrelato, en lugar de ofrecernos una historia finalizada, nos imbuye en un sinnúmero de nuevas preguntas, ¿por qué la protagonista se identificó tanto con su padre? ¿por qué su inconsciente se torna en caldo de cultivo para la venganza? ¿porqué se venga en personas inocentes? ¿qué quiere decir el narrador cuando nos indica que el personaje más tarde con la sombra de su padre? ¿será tal vez una sugerencia que también abandonará a la protagonista?  que nos invitan a realizar nuevas lecturas.
         En cuanto a los poemas de Gloriela Carles Lombardo, al igual que sus minicuentos están pletóricos de vértices interpretativos; sus variadas posibilidades, en esencia, recrean la vida, desde lo simple a lo trascendental, de lo cotidiano a lo extraordinario, puesto que pocas palabras son capaces de crear y recrear situaciones afines a todos:
“te llaman así. relámpago. ruido pesado/ granizas en la esquina del comienzo/ relámpago. hermosura gris/ tu pecho trotante. vehemente rugido / miel en la hiel. silencias murmullos. Escalas /  pero el arrullo no muere / sentada sobre el ala de qué sinfonía  / te florecen los párpados / y la arista ofuscada de qué último beso / ese frenesí en el que anidas / ese ardor tierno del sol / eso que no se conoce.” (Carles Lombardo, 2018, pág. 65)
En verdad, hay varias interpretaciones imposibles, inclusive las equívocas, en las que el lector juega a ser el dios de los significantes y de los significados, sin tener ningún acercamiento al dios-creador que es el artista de la palabra. El poema puede referirse a la brevedad de la vida (relámpago) con sus cargas de sufrimiento (ruido pesado); una vida que per se es extraña porque graniza en el comienzo (el granizo es rara avis en nuestro medio, donde, generalmente, solo llueve; y lo más interesante, por lo menos para mí, es combinación miel con hiel, que puede ser una imagen de alegría y sufrimientos, los dos mares entre los que navega nuestra existencia.
En el minicuento Revés, la autora nos pone frente a una metáfora incitadora de múltiples interpretaciones: “—¿Qué puede emanar de la nada?, se pregunta en voz alta mientras va terminando de tejer una bolsa que la engulle sin darse cuenta.” (Carles Lombardo, 2018, pág. 53) ¿A qué se refiere realmente, a la destrucción del personaje que es devorado por su obra, la bolsa que teje? O es tal vez un llamado de atención a la humanidad entera que crea una bolsa de destrucción que simboliza el capitalismo salvaje, la competencia sin freno, y la destrucción del planeta. ¿Es la ambición del hombre la bolsa que teje y lo devorará? Disculpen que haya venido a traer dudas, en lugar de soluciones, pero así es la literatura de Gloriela Carles Lombardo, una permanente invitación a la reflexión y a la lectura.
         Gilsa Córdoba (Panamá, 1979) es una cuentista que, aunque emergente (porque emerge con -Augurio, 2018- su primer libro), formó parte de los talleres de escritura de cuento, quien al prologar la obra nos indica: “Uno de los méritos que a mi juicio tienen estos cuentos de Gilza es su asombrosa variedad temática y formal. Resulta evidente que, más que preocuparse de buscarle un solo registro a su creatividad tratando de establecer un estilo propio reconocible en esta primera muestra lo que le interesa más es narrar de forma amen situaciones muy diversas, cuya verosimilitud se logra mediante el uso de un lenguaje esmeradamente selecto, así como por su manera de destacar la conducta singular de algunos de sus personajes. La versatilidad de la autora es, pues, manifiesta. (Jaramillo Levi, 2018, pág. 11) Jaramillo Levi en el prólogo,         “Entrando ya un poco en los cuentos mismos del libro, quiero destacar que Hogar es a mi juicio un minicuento perfecto: por su gran concentración anecdótica ahíta de acumulada violencia, y por la hondura de sus implicaciones.” (Jaramillo Levi, 2018, pág. 13) Coincido totalmente que la justa apreciación de Jaramillo Levi, pues Hogar es un relato en el cual Anabel, la protagonista, logra la felicidad (su hogar es un manicomio) al ser bien atendida y tratada como un verdadero ejemplar de la raza humana, tras haber asesinado a su madre, quien a su vez había matado a Kiev, el conejito que era la mascota de Anabel y lo preparó como la cena de ese día.  El minicuento esboza una nueva realidad, por lo menos en cuanto a la concepción cósmica, pues, aunque no es común utilizar las mascotas como cena, es menos común matar a la madre por haber matado a un conejo. Sin embargo, el relato se desarrolla guiado por un hilo de incuestionable verosimilitud, pues lleva al lector a paladear los intrincados comportamientos del ser humano, haciendo alarde de la conocida afirmación popular que cada cabeza es un mundo: tenemos una madre que no ve pecado en matar a la mascota de su hija, al tiempo que la hija no ve inconveniente en vengar la muerte de su mascota, aunque la venganza recaiga en su progenitora.
         Hay en los relatos de Gilza Córdoba una clara influencia de Edgar Allan Poe, pues en algunos de sus relatos lo trágico, lo tétrico y el más allá se combinan, para complicarle la existencia a los terrenales habitantes de este valle de lágrimas. En Augurio, que lega su título a la colección, el narrador nos convence de lo supra afirmado: “Es por todos sabido que las gentes que nacieron en occidente durante los siglos del V al XV tuvieron apercibidas por un temor supersticioso, reminiscencia de creencias, actos y rituales provenientes del paganismo antiguo, de tal manera que asuntos tan cotidianos como la compra de un terreno, la tenencia de animales domésticos y hasta la vida conyugal, eran con frecuencia intervenidos por rituales mágicos o esotéricos.” (Córdoba, 2018, pág. 25) El personaje principal del relato, con mentalidad muy siglo XXI, entiende perfectamente estos conceptos medievales, hasta que un cuervo se presenta en su hogar y, poco a poco, lo sumerge en el mundo de la duda, el cual, en no pocas ocasiones conduce al mundo de la credulidad, que lo llevan, inclusive en creer en supuestas maldiciones que Shakespeare introdujo en Macbeth, las cuales se cumplen irremediablemente, si no se cumple con ciertos rituales.
         Él protagonista decide acabar con el problema del cuervo y lo mata, se deshace de él. Sin embargo, el asunto no termina ahí, pues el personaje vuelve al hogar y se duerme; se da cuenta que hay un cuervo (que puede ser el espectro del cuervo que él mato), decide tirarle un libro para deshacerse de él, sin embargo un fuerte dolor en el pecho: “Desde entonces vago sin descanso en la bruma de lo incorpóreo caminando por los cementerios de la ciudad o tomando un lugar en los palcos vacíos de los teatros durante las obras como un aficionado más al arte, casi siempre sin ser advertido por nadie.” (Córdoba, 2018, pág. 35) El relato es, a mi juicio una gran elaboración literaria, en la cual el lector queda atrapado en varias posibilidades que van desde que las maldiciones medievales perviven como sustratos en nuestro tiempo o que simplemente son reales y se cumplen.
         En El cuaderno de numerología volvemos a encontrarnos con elementos sobrenaturales, pues el personaje se dedica a través de juegos intrincados de magia a adivinar los números de lotería, los cuales siempre son premiados; el dinero lo emplea para solventar los problemas económicos de su familia. En realidad, este cuento recrea las raras creencias que existen en Panamá en cuanto a relaciones aritméticas, incomprensibles por lo menos para mí, para acertar la lotería como las famosas pirámides, etc. Sin embargo, el cuaderno está maldito según el personaje quien, de paso, no se interesa por obtener beneficios económicos tal y como lo hace su familia.  El cuaderno maldito le genera dinero, pero el dinero no le ofrece felicidad, sino que le trae nuevos problemas, como el temor de lo que le pueda ocurrir.
         De Eyra Harbar, Jaramillo Levi nos dice que: “A excepción de un cuento de extensión mediana, como “Los remedios de Miss Harrington” (pletórico de una gran humanidad en la forma de ser e interactuar de sus personajes) y de algún otro como “Viaje prometido”, las ficciones que Eyra Harbar reúne en este libro no suelen pasar de una página, y a menudo solo tienen un párrafo de ceñida y muy cincelada extensión. Cada forma de describirnos un conflicto en ciernes o desarrollándose arrollador hasta alcanzar su desenlace, posee una magia poderosa que al igual que pone en movimiento lo que a menudo es estático, en la forma cautivante de lo expuesto hace vibrar al lector por su fuerza intrínseca inaudita. De hecho, podría decirse que en no pocos de estos textos la naturaleza, el entorno, la atmósfera o los sucesos mismos, a menudo ligados a lo telúrico o a lo sobrenatural imprevisible, fungen como los verdaderos protagonistas de las historias.” (Jaramillo Levi, 2018, pág. 35)
         El microrrelato Profeta que a la letra dice: “El gallo canta en la madrugada e intenta en vano convencer a las aves vecinas que ha empezado el día. Esta vez no es la primera que quiere robar el sueño en el barrio. Canta y no logra persuadir a su especie, pues siguen durmiendo a pluma suelta. Se confirma así aquella antigua cita que asegura que nadie es profeta en su propia tierra.” (Harbar, 2018, pág. 47) es un minicuento pleno en posibilidades, pues el gallo es uno de los grandes símbolos de la literatura universal: el canto del gallo anunció la traición de Pedro a Cristo y, por una pelea de gallos José Arcadio Buendía mata a Prudencio Aguilar hecho que lo conduce a la fundación de ese Macondo mítico que nos sigue retratando de cuerpo entero. En el caso que nos ocupa, nos encontramos con un gallo frustrado, que intenta inútilmente convencer a sus semejantes del próximo amanecer que está por llegar. Sin embargo, si sacamos el símbolo del contexto  el gallo tiene otras posibilidades, tales como los mensajes de Cristo, Mahoma, Buda, etc., para que vivamos una vida menos cruel, aunque también puede ser esa especie de vox clamantis in deserto de unos pocos juanes bautistas que nos invitan a despertar y luchar contra la corrupción que carcome los cimientos de la sociedad ante la hiperbólica, tal vez estulta indiferencia de la mayoría.
         El cuento Paciencia que a la letra dice: “No entienden que en cada nueva guerra arderán sus bibliotecas, sus orgullosos inventos de civilización y sus avances tecnológicos, y yo guardaré los escombros de cada ciudad desaparecida con su registro de muertos y ceniza. Yo, tierra maestra de los sabios del planeta, los guardaré con la etiqueta: nueva extinción.” (Harbar, 2018, pág. 61) Se vislumbra la autodestrucción del hombre como consecuencia de su avaricia y la trascendencia de la escritura (guardada por la tierra) como vestigio único de su existencia. El concepto latino homo homini lupus se aplica en su totalidad en este microrrelato, toda vez que el hombre destruye el planeta para satisfacer su ambición, sin percatarse que, mediante una especie de karma, se autodestruye.
         Las tres cuentistas emergentes que, de manera breve, he reseñado en esta ocasión, dan claro testimonio de que, aunque las considero excelentes en su producción, evidencia universalidad, concisión, manejo adecuado del lenguaje, diversidad semántica y, sobre todo, testimonios nacientes de los derroteros que nuestra literatura, en general, está próxima a alcanzar.
           

Referencias bibliográficas

Carles Lombardo, Gloriela. (2018). Fugacidades en un panal de fuego. Panamá: Foro/taller Sagitario Ediciones.
Córdoba, Gilza. (2018). Augurio. Panamá: Impresora del Pacífico.
Harbar, Eyra. (2018). No está de más. Panamá: Foro/taller Ediciones Sagitario.
Jaramillo Levi, Enrique. (2018). Figuraciones creativas en los cuentos de Gilza Córdoba. En G. Córdoba, Augurio (págs. 9-17). Panamá: Impresora Pacífico.
Jaramillo Levi, Enrique. (2018). Figuraciones creativas en los cuentos de Gilza Córdoba. En G. Córdoba, Augurio (págs. 9-17). Panamá: Impresora Pacífico.
Medina Barahona, Salvador. (2018). Tejido, tensión y armonía en el libro Fugacidades en un panal de fuegos de Gloriela Carles de Lombardo. En G. Carles Lombardo, Fugacidades en un panal de fuegos. Panamá: Foro/taller Sagitario Ediciones, 2018.
Vásquez, Margarita. (2018). Levanto la copa. En L. Carles, Fugacidades en un panal de fuegos. Panamá: Foro/taller Sagitario Ediciones.





Powered By Blogger