Melquiades Villarreal
Castillo
Abrir las manos de Chery Lewis G. es
una de esas obras de las cuales el lector no logra reponerse de tantas
sorpresas al sentir violentados todos los paradigmas de la lógica que motivan a
entender el mundo desde una perspectiva prediseñada, aunque los universos recreados por esta cuentista no se ajustan a los consabidos modelos.
La
obra consta de doce historias que afectan nuestro punto de vista previo tal y
como lo manifiesta Álvaro Valderas cuando afirma:
“Constante juego de ideas, ningún argumento – incluso los pocos que
parecen previsibles- se deja encajonar por lo sabido. Móvil como una cama de agua intelectual, su
tiempo lo marcan los relojes blandos de Dalí en una literatura que solo tiene
deliciosa referencia en sí misma.”
Desde
los elementos paratextuales, evidenciamos el interés lúdico de la autora, quien
introduce el cuentario con un epígrafe de Roberto Bolaño que es, en esencia, un
reto a descubrir lo desconocido: “Se
puede leer como una agonía. También se
puede leer como un juego.” Y puedo asegurar al lector que en esta obra se
encontrará con un artificioso juego que seduce, entretiene y convence de que la
joven literatura panameña se encuentra en un sorprendente estado de florecimiento.
Chery Lewis G. |
Desde
el primer relato Mujer hecha pedazos divisamos elementos novedosos, mágicos e
inusuales; por ejemplo: una mujer a quien se le desprende un brazo sin dolor,
sin queja, sin sangrado en un hecho tan natural que turba; además se trata de
Marta un personaje que aparte de su problema de desarmarse es una mujer
interesantísima por su “capacidad de
hablar sobre cualquier tema sin aburrirte.” Y es que el cuento está
diseñado de manera tal que todos los elementos concuerdan en un binomio conformado
por lo normal y lo inaudito como la casa de los padres de Cristina: “hermosa cabaña de vidrio y madera, rodeada
de pinos y cedros que a veces me parecía muy acogedora y, otras, extremadamente
siniestra.” Resulta insólita la
visión que tiene Marta sobre su propia realidad, pues las personas parecen fijarse
solamente en las cosas sin importancia: la pérdida de un pasaporte, las llaves o una cartera, sin
darse cuenta de que lo único que ha perdido ella de valor es su cabeza por amor a
un hombre que no la supo valorar.
Otro
homenaje al absurdo es el cuento Testamento en el cual Chery Lewis
esboza una trama extravagante. La historia de dos esposos muertos
simultáneamente. Un testamento en el que se aclaran los bienes existentes y la
forma como serán distribuidos entre los hijos.
Además de eso, el deseo de los esposos de ser sepultados juntos, en el
mismo féretro. Y lo más extraño el deseo de la esposa que le introdujeran el
pene de su marido en la vagina como muestra de eterno amor.
Se
dan dos conflictos que convierten el relato en una verdadera muestra de calidad
literaria. Por un lado, no había un féretro
en el que cupieran los dos cadáveres simultáneamente. Por el otro, el encargo que debían cumplir
los hijos de introducir el pene de su padre en la vagina de su madre.
El
primer conflicto se resuelve cuando logran comprar el ataúd de un hombre
enfermo y permanentemente moribundo que había logrado escapar a los caprichos de
la muerte en innumerables ocasiones.
Pero lo que causó mayor incomodidad fue la resolución el siguiente
conflicto.
Al
final, haciendo gala de todos sus recursos como cuentista, la autora nos deja
con la boca abierta al demostrarnos que los deudos, entretenidos en cumplir con
los caprichos del testamento no tuvieron tiempo para entristecerse con la
muerte de sus progenitores.
Hasta
el erotismo recibe un tratamiento novedoso por parte de esta autora. El cuento Lágrimas es desconcertante. Cuenta la
historia de Mariana, una mujer que tiene el problema de que apenas tiene
relaciones sexuales con un hombre se desenamora de él. Cada hombre que pasaba
por su vida, apenas compartía su intimidad y ya no lo volvía a querer. Vive esta situación hasta que conoce a Emilio
un hombre diferente que nunca se había enamorado de mujer alguna. Se hacen
amigos para no dañar la buena relación que existe entre ellos, hasta que un día
deciden tener sexo y, cosa sorprendente, Emilio se enamora de Mariana y Mariana
se desenamora de Emilio.
Cosas
que suceden en la fila del Seguro Social recoge una realidad
espeluznante de las cosas que ocurren en esta institución de salud. Una chica
asiste a esta dependencia con la finalidad de buscarle unas medicinas a su
madre y termina internada en una sala siquiátrica, sin lograr entender la causa
de las acciones.
Finalmente,
me referiré al relato que regala su nombre a la colección: Abrir las manos. Que a mi juicio tiene intertextos de Cien años de soledad: Una casa en la
que vive una madre y sus dos hijas se va llenando de bebés que llegan en
bandadas apoderándose de todo. Y su
partida misteriosa en la cual se llevan a una de las hijas que, cual Remedios
la Bella, se desvanece sin que nunca se vuelva a saber de ella.
Abrir las manos es un libro que sugiere
múltiples lecturas, diversas posibilidades de entender mundos ficticios,
muestra clara del acertado proceso evolutivo que viven nuestras letras por lo
que invito a cualquier lector interesado, que no tenga miedo a las sorpresas a
internarse en los arcanos de sus páginas.
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