Melquiades Villarreal Castillo
El 4 de enero de 1996 se apagó la llama vital del
poeta Pedro Correa Vásquez, nacido en la ciudad de Chitré el 21 de mayo de
1955.
Pedro Correa Vásquez (21 de mayo de 1955 - 4 de enero de 1996) |
Poeta, ensayista y, sobre todo, un gran maestro.
Pedro ganó el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró, sección poesía,
en dos ocasiones. En 1982, lo obtuvo con la obra Plagio y, en 1994, con el
poemario La Canción del
Pordiosero
La Canción del Pordiosero es un poemario con
aspiraciones elevadas, no es un simple juego de creatividad, persigue plasmar a
través de los meandros de la estética, mensajes perdurables en el tiempo y en
el espacio.
En una ocasión, en 1991, cuadro Pedro Correa se
refirió al poemario Áncora y
Otros Poemas de Gustavo Batista, hizo comentarios ciento por ciento
aplicables a La Canción del Pordiosero: "... Una obra
poética que siempre aspiró a la pureza más difícil, marca toda la tónica que
recorrerá toda la poesía (poemario)... Su cosmovisión siempre sería
oscura, negativa. Pocas veces nos encontramos con una fiesta de luz. Es
más: allí donde la luz es lo imperante, el poeta presente la presencia de las
sombras como elemento destructor." En el texto, no encontramos luz; cuando la
hay es como uno de los versos de Pedro: "una inmensa ola, nacida en el
infierno."
La
Canción del Pordiosero es una trinidad:
Vida, Esperanza y Muerte.
Vida
“Vida,
temida
en los comienzos,
¿serás
Temida hoy?
(…)
(Y
la misma figura
– una estampa que ves todos los años–
le
viene al recuerdo:
un
Hombre es crucificado por la salvación del mundo
y
el mundo
–piensas–
Aún
espera salvación).”
Esperanza
“Esperanza
cansa
la
flor se viste en la mañana
-sueña
el hombre solitario-
guardará
para siempre su candor
puede
ser que sea ahora lanza,
que
sea ahora mansa
paloma
para
recordar.
Si
la lanza, mata.
Si
es mansa, engaña.
Esperanza,
mira que él alcanza otro peldaño en medio del dolor.
Mira
que los vientos lo derrumban
y
sueña con el último calor.
Eres
tú la culpable de los males.
si
esa flor que pusiste en la alborada
hubiera
durado para siempre
no
habría en el mundo tanto llanto y tanto horror.”
Muerte
“Hay
un río legendario que se seca siempre más
hay
una cruz, hay un Calvario.
hay
una fe y también un rosario
que
cuenta con sus cuentas el dolor.
La
vida se acumula en un armario
de
aflicción y llanto y destrucción.
Ya
nada queda. El viejo horario
se
detuvo porque falso es el reloj.
Hay
un destino que es por siempre sabio.
legendario
es el Calvario y el rosario y el amor.”
Pasados tantos
años desde la muerte de Pedro y desde que escribiera sus Voces de un Relato Aprendido sobre la poesía de Gustavo Batista Cedeño,
creo que, hoy como nunca, las palabras que él dedicó al poeta Batista, serían
su mejor epitafio: “Su alma era un
depósito de oscuros recuerdos.”
También recuerdo
las palabras inaugurales de su curso de Poesía Hispanoamericana en el que
participé: “El cinéreo destino del
hombre.” En ese momento, en él, se
había cumplido.
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