sábado, 21 de septiembre de 2013

EL MAR DEL TIEMPO EN LAS FLORES OSCURAS DE SERGIO RAMÍREZ

EL MAR DEL TIEMPO
EN LAS FLORES OSCURAS DE SERGIO RAMÍREZ

Melquiades Villarreal Castillo
“Hoy cuando escribo esta historia en agosto de 2010, esa distancia ha crecido a treinta y dos años.  Cuando el lector la tenga en sus manos, serán aún más.  Un mar de tiempo, de tonalidades cambiantes, pero siempre insondable.”
Sergio Ramírez
Sergio Ramírez.  (Foto obtenida de Internet)
Acabo de leer, en una primera lectura, la colección de cuentos Flores oscuras del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien no requiere de presentación alguna, pues su producción literaria lo ha colocado en un pedestal envidiable entre los mejores escritores de nuestro tiempo.
          La obra es un conjunto de doce relatos, algunos de los cuales fueron elaborados en Italia, durante una estancia durante el mes de septiembre de 2011 por invitación del Centro Bellagio de la Fundación Rockefeller.  La mayoría recoge experiencias pasadas que sobreviven ante el paso del tiempo, como un profundo océano con inentendible por el vaivén de las olas temporales que, en algunos casos, nos presentan una nueva óptica esencial.
          Ahora bien, la obra (a mi juicio) más que por los elementos externos que rodean su creación tiene su valor intrínseco en su propia calidad literaria, fundamentada, mayormente, por el amplio conjunto de factores grises que rodean a un conjunto de nicaragüenses que viven y conviven en un mundo con altibajos, acompañados siempre por una esperanza que casi siempre es truncada por el peso de una realidad aplastante.
          Sergio Ramírez es un maestro del relato y sabe que una de las formas de atraer al lector es mediante las redes de una frase seductora, lo cual logra en el primer cuento, titulado Adán y Eva cuando nos dice: “Esa tarde de febrero salió de su casa decidido a tener una conversación con su Conciencia, y por eso mismo la invitó a tomar una cerveza.” (RAMÍREZ, 2013, pág. 13) No cabe duda en cuanto a que el lector no sabe cómo enfrentar esta realidad posible y que el último camino que le queda para comprenderla es continuar la lectura, con lo cual, además de leer el primer cuento, queda enredado en la telaraña de los doce relatos.
          En este cuento, también vemos la frustración del ser humano frente a los valores que no conducen a nada, por lo que lo único que es viable es disfrutar el momento: “¿De qué sirve pasarse la vida entera siendo honrado?, dijo él, nadie te lo agradece. Es cierto, dijo ella, sonriendo apenas y si morís de hambre, yo ya no te servirá de nada la tumba fría.” (RAMÍREZ, 2013, pág. 19) Esta filosofía existencial de la vida, emula la crudeza real de la vida de muchas personas que carecen de un objetivo vital y se dedican a sobrellevar el momento.
          La segunda historia de la obra se titula La puerta falsa se refiere a la vida de un boxeador mediocre quien había perdido treinta y dos peleas (igualdad con el número de guerras empezadas y perdidas del célebre coronel Aurliano Buendía que vive en las páginas de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez), pero que aún guardaba sus esperanzas de éxito en una pelea de relleno en la cual participaría. Era un desconocido, esperanzado en encontrar la puerta de la fortuna y lo único que encontró fue una golpiza que no tuvo la fuerza para matarlo, pero lo dejó inconsciente de su propia existencia: “Rosendo lo ayudó a ponerse de pie cuando mencionaron su nombre, pero tuvo que apresurarse en detenerlo porque empezó a andar por el pasillo a paso lerdo, como si le pesaran los zapatos deportivos que llevaba puestos, el trasero abultado por el pañal que usaba debido a la incontinencia urinaria, la mirada perdida y sin saber adónde iba.” (RAMÍREZ, 2013, págs. 39-40.)
            Luego nos encontramos con el relato El trono de la calavera, relato más corto, introducido por un sugeridor epígrafe tomado de Rubén Darío: “Y la vida es misterio, la luz ciega/ y la verdad inaccesible asombra…” (RAMÍREZ, 2013, pág. 44) Se me antoja que este texto daríano muy bien pudo haber introducido toda la obra, pues la verdad de cada uno de los personajes, por insípida que parezca en su apariencia, nos sorprende en el relato por su íntima veracidad, tal como el final del cuento expreso en un diálogo desconcertante:
          “ – ¿Un anillo? ¿De dónde salió ese anillo? – preguntó el denunciante.
       El ladrón lo llevaba puesto en el dedo, pensamos que era parte del botín – dijo el oficial.
       ¿Qué cosas más raras las de la vida – dijo el denunciante.” (RAMÍREZ, 2013, pág. 49)
Evidentemente, el denunciante no se sorprende tanto como el lector, cuando el narrador se vale de la naturalidad de la indiferencia aparente en sus palabras, cuando el lector espera alguna demostración de sorpresa.
Ya no estás más a mi lado corazón es el título del siguiente relato, nombre también que lleva una conocida canción panameña, cuya autoría unos le atribuyen a Carlos Eleta Almarán y otros al Chino Hassán, resultando más interesante que la autoría el carácter casi folclórico que tiene por haber sido cantada por los más famosos cantantes del mundo, entre ellos Julio Iglesias. Cuenta la historia del circo pobre propiedad de los hermanos Garrido, específicamente de Mireya, la mujer del dueño, quien además de limpiar el circo, ser trapecista y vendedora de palomitas de maíz, era prostituida por su marido, quien la explotaba de todas las maneras posibles, reutilizándola de mil maneras capaces de generar dinero para sus bolsillos. Lo interesante del cuento es su tono policíaco, pues Mireya es asesinada y se indaga quién es el autor de su muerte… el lector se ve involucrado en una situación enmarañada que le deja un mordaz sabor al conocer la verdad.
Las alas de la gloria  es el cuento de la colección que prosigue en el conjunto. Recoge la experiencia de vida de José Trinidad Aranda Calero, de cincuenta y cinco años de edad, uno de los  hombres que arriesgo su vida para enfrentar y derrocar el tiránico gobierno de Anastasio Somoza (1979).  Sin embargo, una vez lograda la patria independiente que había soñado vuelve a su vida anónima, como tantos otros luchadores que se llevaron la decepción de llevar el poder de unas manos a otras, sin que el pueblo nicaragüense pueda disfrutar de los frutos de su lucha. Solo vuelve a aparecer, muchos años después, cuando fue asesinado en 2004. No obstante, a pesar de la excelente elaboración literaria del relato, hay que reconocer que tiene un gran valor histórico que nos permite conocer un momento oscuro de la historia nicaragüense en particular y de la centroamericana en general.
Para los especialistas, no me cabe duda alguna, el cuento La colina 155 es un texto de sumo interés, porque en él Sergio Ramírez desnuda su poética, su receta de cocina en el arte de escribir. Es una especie de Demódoco, que introduce el cuento y que, no conforme con ello, escudado en la ficcionalidad de la figura del narrador, nos conduce por los laberintos de la creación, todo matizado a través de una historia en la cual nos deja ver la esencia del ser humano en su devenir permanente a través de la existencia.
Asimismo, la historia No me vayan a dejar solo, Sergio Ramírez redescubre un momento en familia, durante su niñez, eternizado en el papel fotográfico.  Aparecen los nombres de hermanos, de sus padres, la casa de Masatepe; en según mi criterio una emulación de Vivir para contarla de García Márquez.  Sin embargo, la foto refleja también una realidad profundamente triste, pues los personajes se han ido, las cosas han cambiado y el narrador, reconoce poco a poco, se convierte en lo único que queda de aquella efímera eternidad fotográfica: “En la tienda cerrada no hay nadie, como tampoco hay nadie en la sala, ni en la cocina, ni en los aposentos que recorro de nuevo, ni en el traspatio, ni en el jardín.  Si mi abuela viuda sigue tan triste está bien que mi madre la visite, y que se haya llevado consigo a todos mis hermanos, pero mi padre, ¿para qué cerró las puertas de la tienda si no viene a almorzar, y adónde se fue? ¿Y la Mercedes Alborada? ¿Y Luisa?¿Y Rogelio? (RAMÍREZ, 2013, pág. 142)
Ángela, el petimetre y el diablo es una historia cautivadora que recoge la soledad de una solterona: “El que haya siempre entre las mujeres de una casa la que hace de su soltería una ofrenda obligada de devoción filiar para que los padres no envejezcan solos no haría sino abrir una disputa sin solución si alguien viniera a mencionarlo delante de los dos señores, que rechazarían disgustados semejante entretenimiento.(RAMÍREZ, 2013, pág. 147) La historia recoge un sinnúmero de elementos que atraen y someten al lector sin darle tregua ni oportunidad para convertirse en cómplice de la historia, sino que simplemente termina siendo una víctima de las trampas de la escritura.
El mudo de Truro Iowa, relato que prosigue la obra, recoge la preocupación comunicativa del ser humano, ya sea por las excentricidades del rector de la universidad que sirve de marco escénico a la mayor parte del relato, a quien se le conoce con el nombre de la Mano de la Conciencia, por su profunda habilidad para hacer sobrevivir su negocio, como por su título falsificado a pesar de que a nadie le importa, o por su profunda preocupación por el aprendizaje del inglés de sus estudiantes, aunque el protagonista no expresa mayor interés, ya que era un taciturno que solo hablaba lo necesario y al final del relato vive los temores de quedarse totalmente mudo.
La historia de un ahogado aparece en el cuento El autobús amarillo. Interesante resulta el temor vivido por el personaje cuando tiene que enfrentar la muerte por ahogamiento: “Primero fue la incredulidad, luego la incertidumbre, un vacío en el estómago, la angustia atragantada en su garganta, un esfuerzo desesperado por llenar su cabeza con la palabra mentira mentira mentira tratando de contener el miedo que sin embargo se desbordaba de pronto como el líquido que se escapa por las rajaduras de una vasija rota.” (RAMÍREZ, 2013, pág. 178) Al hecho, se van sumando otros sucesos empleados como recursos por el autor en su continua demostración de pericia en el manejo de la técnica narrativa.
Abbott y Cotello  es el cuento siguiente, que manteniendo el carácter investigativo y delatando la profesión del autor, describe el proceso seguido en la muerte de Natividad Canda Mairena, quien murió víctima de dos perros rottweiler.
Finalmente, y en un cuento donde el protagonista es el propio autor, nos cuenta en Flores oscuras las visiones diferentes que tienen los pintores sobre la última cena de Jesucristo, tras un viaje por diversos museos europeos donde se encuentran obras diversas que retratan el mismo hecho.
En esencia, me atrevo a argumentar que es una demostración en la cual queda claro que en asuntos de arte (artista y observador) no perciben los mismos hechos de la misma manera, lo cual es aplicable a la lectura, donde es posible que el autor haya querido decir una cosa y el lector entendido otra; amén de las diferencias interpretativas de los diferentes lectores.

Bibliografía

RAMÍREZ, Sergio. (2013). Flores oscuras. México.: Santillana Ediciones Generales.







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