sábado, 23 de octubre de 2010

CIERRA TUS OJOS: NUEVO HORIZONTE LITERARIO DE ROBERTO PÉREZ-FRANCO

 Melquiades Villarreal Castillo.
Roberto Pérez-Franco demuestra una magnífica evolución en su producción cuentística desde el candor de su obra inaugural Cuando Florece el Macano (1993), pasando por el rastreo de una personalidad narrativa propia en Confesiones en el Cautiverio (1996), hasta llegar, con éxito, a la conquista de la profundidad y la particularidad estilística en Cierra tus ojos, libro que se hizo acreedor de la Segunda Mención Honorífica en el Premio Nacional de Cuento José María Sánchez, versión 1999.


El conjunto se compone de cuatro cuentos: Cierra tus ojos, Vida, El pescador y El escorpión. Cada uno de estos relatos manifiesta la fe en el género humano, implora la llegada de tiempos nuevos, donde cada hombre se torne más consciente de su propia esencia, donde la angustia y la zozobra cedan el paso al sosiego y a la esperanza.


Cierra tus ojos, que es el cuento que lega su título al acopio, contiene una historia de amor frustrado en el plano material, pero que a la vez conserva, a ultranza, la hegemonía del sentimiento redentor del género humano, a pesar de la muerte violenta de los personajes.


El relato titulado Vida (sin duda alguna, el mejor logrado de la colección y, porqué no, del total de la obra de Pérez-Franco) contiene una fábula llena de humanismo, de amor por la vida, de respeto a la misma, a la vez que hace una propuesta subliminal a la conciencia del lector para que promueva la conservación de la existencia de todos los seres, aunque se trate solamente de un batracio que accidentalmente llega al laboratorio de una escuela primaria para servir de conejillo de indias. El narrador protagonista - un niño evidentemente - no entiende la realidad de la clase, cuando la maestra indica: "Niños, hoy vamos a aprender de Bi-o-lo-gí-a... Biología es el estudio de la vida. Bio, vida. Logía, estudio. Biología. El estudio de la vida. Hoy vamos a estudiar la vida." La explicación de la maestra, para el niño es inextricable, por el sarcasmo que la significación de la misma encierra, toda vez que se propone un estudio de la vida, propiciando la muerte de un sapo.


Este cuento, repito, es el punto de partida que augura la maestría en el relato de Pérez-Franco, pues adquiere una indiscutible individualidad estilística y un manejo pericial en el cultivo del género.


El pescador es un relato de tono reposado, que tiene la virtud de destacar la calidad humana y el valor, por encima de las condiciones económicas. Además, insiste en la fe que el narrador tiene en el amor, sentimiento incorruptible que no se doblega ante las presiones económicas.


El escorpión retoma la intención conservacionista de Pérez-franco, ingrediente que incrementa el interés por la lectura de Cierra tus ojos. Pues demuestra, a través de un mensaje solapado, la maravilla de la creación y la predisposición negativa de algunos seres humanos. El narrador describe un cuadro, trivial en apariencia, en el cual se encuentra en su baño y se advierte observado por un escorpión que, sin embargo, no quiso inyectar en su piel el aguijón portador del tósigo punzante. Por ello, el narrador decide salvarlo. Poco después se entera que la criada lo mató.


La trivialidad aparente es empleada por Pérez-Franco para evitar, al decir de Alondra Badano, llegar a la redondez del huevo, cuando el mismo se cae de nuestras manos y la postmodernidad está a punto de romperlo y comérselo frito.


Para finalizar este juicio crítico en torno a este nuevo texto y justificar la propuesta de lectura del mismo, me permito sustentar mis apreciaciones en la evolución de la calidad del relato que opera en este novel literato que deja vislumbrar un nuevo horizonte más prometedor en su producción cuentística.

Prof. Melquíades Villarreal Castillo
El Valle de Antón, 7 de noviembre de 2000.

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