jueves, 31 de mayo de 2012

CARLOS FUENTES: EN LA ÚLTIMA FRONTERA

CARLOS FUENTES EN LA ÚLTIMA FRONTERA

FERNANDO VALLS


Este artículo es de la autoría del reconocido crítico español Fernando  Valls Guzmán quien gentilmente me permite su uso.  (Valls es Vicepresidente de la Sociedad de Críticos Literarios de España.  Es Profesor en las Universidades de Barcelona (España) y Berlín (Alemania).  El artículo fue publicado en www.nalocos.blogspot.com
Sin más rodeos, les invito a gozar este interesante punto de vista.

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A Carlos Fuentes solo lo vi una vez en persona el año pasado, en Barcelona, bajando la escalera de la librería La Central de la calle Mallorca. Pero cuando yo era joven leí casi todos sus libros, como me ocurrió con los demás autores del llamado boom. Me interesaron, sobre todo, algunos de los primeros, como La región más transparente (1958), La muerte de Artemio Cruz (1962; que reeditó la Biblioteca Básica Salvat, con prólogo de José Donoso), Cambio de piel (1967), las recopilaciones de relatos que publicó Alianza y Salvat, con los títulos de Cuerpos y ofrendas (1972), acompañadas por un prólogo de Octavio Paz, y Chaac Mool y otros cuentos (1973), prologado también por Donoso, además del ensayo dedicado a La nueva novela hispanoamericana (1969), que apareció, como otros libros suyos, en la entonces imprescindible editorial Joaquín Mortiz, de México. Después, a finales de los setenta, durante el servicio militar, en interminables y constantes guardias, leí Terra nostra (1975), más por empeño que con satisfacción. Y la verdad es que el resto de sus libros, aquellos que fui leyendo entonces, me interesaron bastante menos. No en vano tengo la impresión de que ha sido uno de los escritores hispánicos más sobrevalorados de estas últimas décadas, pero también uno de los que más poder han ostentado. Y, sin embargo, me parece que no ha sido demasiado apreciado por los narradores que han ido apareciendo a partir de 1980, quienes se han decantado más bien por Juan Rulfo, Juan José Arreola, Augusto Monterroso u Octavio Paz, por no salir de México. A pesar de todo ello obtuvo todos los premios habidos y por haber, e intercambió elogios desmedidos y favores con otros narradores, críticos y periodistas influyentes. En las últimas décadas ese era el terreno en el que mejor se desenvolvía. Alguien que conozca bien la materia debería explicarnos por qué.

domingo, 27 de mayo de 2012

SER CHIRICANO METO:

  BASE SÓLIDA DE LA IDENTIDAD CHIRICANA

  
     El pasado viernes 25 de mayo fui invitado por el gran amigo José Chen Barría a la presentación de su libro Ser chiricano meto, en el auditorio de la UNACHI.
     Viajé con suerte, después de haber cumplido todos los compromisos del día como profesor en la ciudad de Las Tablas.  Tuve un viaje cansón y placentero, pues apenas pude desayunar a las cinco de la tarde
        A las 6:30 p.m llegué a la UNACHI.  Me sentí complacido, al ver la gran cantidad de público que asistía al acto.  Tuve la oportunidad de compartir un rato con el orador de fondo, Dr. Alberto Osorio Osorio, quien hace más de veinte años presentó mi primer libro Peña Blanca: su historia, su gente y la festividad de San Antonio de Padua, cuya autoría compartí con el ya fallecido Gustavo Batista Cedeño y con el Arzobispo Emérito de Panamá, Mons.  José Dimas Cedeño.
     Lo bueno si es breve, es dos veces bueno han dicho desde siempre los españoles.  Esta noche se confirmó esta sentencia.  La licenciada Marta Alvarado Fonger, administró con elegante parsimonia un programa estrictamente elaborado.
     La Orquesta de Cámara de la UNACHI deleitó a los asistentes con el Himno a Chiriquí, con El Himno de la Alegría de Bethoven.  María del Socorro Rovallo nos deleito con el poema Ñatore May de la Alondra Chiricana María Olimpia de Obaldía.  Roger Patiño captó nuestra atención con su proyecto federalista.  El joven Carlos Saldaña hizo un llamado a la juventud para continuar construyendo la chiricanidad que ha recaído sobre sus hombros. Marcelino Guerra dirigió un grupo de estudiantes de publicidad que realizaron tres interesantes videos sobre lo chiricano.
       El Dr.  Alberto Osorio Osorio sentó cátedra.  Necesitó apenas 842 palabras para sinterizar la sustancia misma de ser chiricano, para explicar qué significa ser chiricano y qué es la chiricanidad.  Por la trascendencia del discurso, me permito citar algunas ideas fundamentales:
José Chen Barría
       “La denominación “Chiriquí” o “chiricano” halla sus antecedentes en épocas muy anteriores que se remontan a la colonia hispánica y a la prehistoria aborigen.
     Los conquistadores invasores no hacen más que transcribir fonéticamente la toponimia original tal cual sonaba a sus oídos nada habituados a las lenguas nativas.
    ¡Chiriquí, sonoro y dulce nombre inmemorial!
      El sentimiento no pertenece al ámbito racional que conlleva la universalidad objetivada. Platón expresó que solo hay gnosis de lo universal. Descartes añadió 20 siglos después que la razón es la cosa mejor distribuida del mundo. Pascal hace antítesis con su célebre sentencia: “El corazón tiene sus razones que la razón no comprende”
      Ahora bien, ser o hacerse chiricano se desdobla en un saber de pertenencia a una tierra singular. Especial, irrepetible en la reclinada geografía global de la patria.
     Las progenies que aquí se han sucedido y su multivaria diversidad humana se sienten, dentro y fuera de los límites provinciales, propietarios e hijos de un terreño con atributos ínsitos y palpables:
      a. Feracidad asombrosa,
      b. Sistemas pluvial y fluvial copiosos,
      c. Paisaje estético de deleite
     d. Proliferación de fauna y flora de incontables especies.
     Ya nos lo advertía el estudio geo-morfológico de Morritz Wagner. El maestro alemán afirma sin ampulosidades literarias.
     “Fertilidad paradisíaca y la fisonomía de parque”
   Y añade:
     “Chiriquí es… uno de los países más ricos en agua de toda la tierra”.
      Breve, el sentir de la chiricanidad, llamémoslo así, proviene de un anclaje concreto, real, innegable, ecología gloriosa es su tangible prueba, la tierra que se levanta desde la playa al páramo, de las suaves colinas y sabanas al monte cordillerano de fuego.
      Ser chiricano no estriba en un valor abstruso, en un orgullo sin fundamento.
A lo largo de centurias, cuantos arribaron de distantes latitudes hicieron de Chiriquí su nueva raíz y hogar para sus vástagos.
Dr. Alberto Osorio Osorio
      Un mandato bíblico permite el uso de la tierra y sus pródigos recursos a fin de que la vida se desarrolle.
       Señor de la creación, el chiricano es el señor indiscutible de su Chiriquí.
       Los recientes graves conflictos por la tierra y las aguas nos advierten que utilizarlos nunca equivale a degradarlos y menos destruirlos. Violentar la naturaleza exigirá un proceso de restauración –si sucede- de muchas décadas mientras el hombre se ve privado de las bondades que brinda y que son vitales.
      Somos hijos de un segmento del Istmo, sí, sin estreches regionalistas y con visión y visual de porvenir.
      Somos por los de ayer, los próximos chiricanos serán solo en virtud de nuestro ser y hacer.
      El libro del Eclesiastés es explícito cuando enseña, milenios ha:
     “Una generación va, otra viene, pero la tierra permanece para siempre”
       Ser chiricano es un sentir específico y, al unísono, reclama una actitud de respeto al cuadro natural que no hicimos y al orden social, económico y cultural en constante cambio que es privativa producción nuestra.
      Según he intentado demostrar, ser chiricano es un privilegio y un reto. Lo primero por el microcosmos que nos engendró; lo segundo porque la respuesta que demos a los desafíos del presente depende de nosotros, única y absolutamente de nosotros.
      En idioma filosófico, ser es sustancia, continuidad, rasgo que define.
     Ser chiricano exige, aunque parezca paradójico, continuidad y cambio con sostenibilidad de recursos y bella naturaleza renovable.
     En el lenguaje de la historia los tres tiempos del tiempo son el recuerdo del pretérito, la acción actual y la esperanza del futuro.
     Justamente, en la conjunción del sentimiento regionalista con la realidad natural y antropológica se plasma nuestro mayor timbre de inmodesta altivez. SER CHIRICANO.”
     No podía faltar el poema Soy chiricano de Santiago Anguizola Delgado:

De junquillo flexible mi sombrero,
Roger Patiño
            camisa holgada de cotín listado,
            pantalones de dril fuerte y tostado,
           grueso calzado y cinturón de cuero.

Cabalgo siempre mi corcel ligero
            con el machete del arzón colgado,
           y siempre gran afecto he profesado
           a mi soga y montura de vaquero.

Rudo soy, es verdad, porque han curtido
           mi cuerpo un sol de rutilante llama
Marcelino Guerra
           y el trajín de la hacienda en que he crecido,
           pero en mi pecho un corazón se inflama
           que es todo compasión para el dolido
            y todo amor para mi dulce dama.

Soy poeta, no más, porque este suelo
           donde tranquila se meció mi cuna
           es el florido "Valle de la Luna"
           de verdes campos y estrellado cielo.

Porque aquí he visto florecer mi anhelo
Carlos Saldaña
             y, ¡oh dicha!, aun tengo para mi fortuna
             una madre, amorosa cual ninguna,
            que es el único don de mi consuelo.
             Y cantaré mientras que altivo alumbre
            el esplendente sol desde la cumbre
           del gran Barú hasta el inmenso llano,
            para decirle con orgullo al mundo
            que no en sus glorias mi esperanza fundo,
           que es mi gloria mayor: ser chiricano.

             Finalmente, el autor del libro: José Chen Barría analizó la realidad chiricana desde el presente, pues Chiriquí no es cosa acabada; la chiricanidad está en vías de desarrollo y es compromiso ineludible de cada chiricano seguir mejorando a Chiriquí y profundizando su chiricanidad.
            Ojalá en el resto de las provincias de nuestro país haya gente preocupada por su esencia y comprometida a realizar un trabajo de esta naturaleza, con lo cual se construirá por siempre la casa de la identidad panameña.

IDEARIO DIARIO:

EL PENSAMIENTO DE GUSTAVO GARCÍA DE PAREDES

Melquiades Villarreal Castillo

     La Universidad de Panamá, al igual que cualquier otra institución humana, vive en permanente cambio al desempeñar el rol histórico que la historia panameña le ha atribuido.  Pocas personas, conocen tanto las intimidades de “nuestra conciencia crítica de la nación”, como del Dr. Gustavo García de Paredes, quien, durante varios periodos y, en la actualidad, lleva su timón desde la Colina, desde la rectoría.

     Para mí, entonces, es un honor compartir mi lectura de la obra IDEARIO DIARIO con tan selecto público, en presencia de su autor, el Rector de la Universidad de Panamá, Dr. Gustavo García de Paredes.

     Este libro, misceláneo por  naturaleza, ya que toca aspectos relacionados con la Universidad y la realidad nacional, más que perseguir impactar a través de la propaganda, busca más bien transmitir un mensaje a la presente y a las futuras generaciones, mensaje lleno de significantes pletóricos de significados, pues la Universidad de Panamá, como han dicho otros panameños preocupados por el devenir de nuestra nación, es la única esperanza que le queda a este pueblo.
     La Universidad de Panamá tiene un claro compromiso con la comunidad nacional, pacto intrínseco que ha cumplido desde sus orígenes, a través de sus múltiples manifestaciones a lo largo de nuestra historia, pues no hay que ser historiador para testimoniar que cada vez que el pueblo panameño se ha visto en medio de una encrucijada histórica, la Universidad de Panamá, de heroica forma, se ha manifestado en pro de la justicia y de los intereses de la mayoría de los nacionales.

 Por ello, García de Paredes se interpela a sí mismo, motivándonos a cuestionarnos:
       ¿Universidad para qué? 

¿Universidad para satisfacer la demanda de empleos? 
¿Universidad para resolver los problemas económicos de un sector privilegiado de la sociedad?
       ¿Universidad para concentrar cuotas de poder? 

Los interrogantes no surgen al azar, son el producto de la meditación del autor, plenamente consciente de que: “Las conductas de las élites y las muchedumbres se han articulado hasta el punto de constituirse en un concordato social funcional y perverso.  El tira y jala de los diversos protagonistas sociales, después de cinco siglos de práctica, echó las bases de un concubinato escandaloso, paterno-clientelista, del cual ninguno de los involucrados quieres desprenderse.” (GARCÍA DE PAREDES, 2011., pág. 11)
     Además, el gran problema de la sociedad panameña, es que el panameño es un ser con ambiciones de lograr un cargo público, aunque gane poco, con la condición de trabajar poco, a cambio de estabilidad laboral, lo cual califica el autor como típica conducta parasitaria del subdesarrollo.

 Por momentos, el texto se torna irónico en apariencia, pero al mismo tiempo ese sarcasmo no es más que el pincel, la herramienta de la cual el autor se vale para radiografiar la intimidad de la Universidad de Panamá.  Por ello, cuando nos dice que:  “Nadie ignora que en esta Casa de Estudios unos cuantos funcionarios no producen, en una jornada de ocho horas, ni para pagarse un café con leche, como decía un ilustre antepasado nuestro.  Y debo decirles: Cobrar un salario y no producir es un acto de corrupción.  Y esto, por supuesto, debe cambiar. Y todos, sin excepción, debemos dar el ejemplo.” (GARCÍA DE PAREDES, 2011., pág. 10)
        Ante este y otros problemas, García de Paredes, nos invita a todos los universitarios a cumplir, como células de un organismo con el papel que nos compete.  Pues si por dentro, la institución confronta dificultades, no es menos preocupante la oposición que la misma enfrenta desde afuera.  Para nadie es un secreto, que la Universidad de Panamá ha contribuido con la formación de una sociedad pensante y que el pensamiento es un obstáculo para los intereses de aquellos que, ignorando la justicia, lo único que hacen es salvaguardar sus propios intereses.

     He dicho ya, que Ideario Diario toca múltiples facetas de la vida nacional. Sobre ciencia y educación superior en Panamá es uno de los primeros tópicos tratados, con lo cual critica el actuar de muchas universidades privadas que funcionan en nuestro país, las cuales ofertan carreras que resultan económicamente rentables, descartando las ciencias y las tecnologías, las cuales por su propia esencia tienen costos tan elevados, que dejan a las universidades públicas el compromiso de asumirlas.
        Por ello, sin ambages, García de Paredes, presenta una reflexión sobre el tema, que va mucho más allá del tema tratado, y, aunque parece un juego de palabras, retrata una realidad innegable: “La experiencia parece indicar  que existen visiones diferentes en torno a la relación de la educación superior con el empleo.  Si bien es fácil aceptar que la educación superior tiene un valor positivo para la economía de un país, no es tan sencillo determinar una relación causal entre educación  y empleo.  Más tecnología no siempre significa más crecimiento; más crecimiento no significa necesariamente más empleo, el cual no está ligado por obligatoriedad a un aumento de las calificaciones académicas.” (GARCÍA DE PAREDES, 2011., pág. 20)

     Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1998, nos enseñó que al estudiar una obra, jamás debemos preocuparnos por la vida del autor, porque la vida del autor está presente en su obra.   Anteriormente, el apóstol Santiago enseñanza que: “la boca habla de lo que abunda en el corazón.” Y en el corazón de Gustavo García de Paredes, antes que el rector de la Universidad de Panamá, palpita el docente comprometido y el historiador acucioso.
     Así, pues, en el capítulo Sobre Panamá cien años después  nos recuerda el tristemente célebre episodio del polvorín, parafraseando a Descartes para enseñarnos que: “Panamá existe, luego piensa.”  El fuego es un elemento correlacionado con nuestra historia.  Un fuego propiciado por el pirata Morgan acabó con la ciudad de Panamá en 1671.  Gracias a ese episodio y al hecho de que otros panameños de la época decidieron escapar del fuego y huyeron sin saber hacia dónde, hoy existimos los tableños, ilustres descendientes de un grupo de hombres y mujeres que prefirieron un éxodo hacia una tierra no prometida al compromiso de defender lo que ya tenían.  Un fuego acabó también con la ciudad de Colón en 1885, generando un desdeñable hecho histórico en el que fue ahorcado el Dr. Pedro Prestán, frente a la necesidad de encontrar culpables.

     El fuego del 5 de mayo de 1914 también es un hito en la historia patria, pues ese día los panameños nos percatamos de que no estábamos preparados para este tipo de eventos y de que era necesario prevenir, pues los desastres siempre son posibles. Sin embargo, del mal se obtuvo una enseñanza y, con la tragedia del polvorín, según el autor: “Como suele ocurrir en nuestros países, primero deben ocurrir las desgracias para después encontrarles el remedio.” (GARCÍA DE PAREDES, 2011., pág. 63)  Pues, el incidente causó notables y positivos cambios en el Cuerpo de Bomberos.
      A continuación, Gustavo García de Paredes, nos presenta tres artículos interesantísimos, amalgamados entre sí: Democracia, sociedad y democracia.   En primera instancia, nos aclara que la democracia, a pesar de ser el mejor de los sistemas de gobierno no es perfecto, situación que es planamente normal, pues que el ser humano tampoco lo es, aunque sí es perfectible, al igual que la democracia.  En esto también se percibe un aspecto positivo, pues en el momento que una especie o una institución logren la perfección pierden la capacidad de evolucionar.  Seguidamente, nos habla del carácter de la Universidad y, recurre al pensamiento del Primer Rector, Octavio Méndez Pereira, para decirnos: “En las naciones débiles y pequeñas como la nuestra, sobre las cuales se ciernen los nubarrones del imperialismo, cultura general, ciencia e investigación significan, más que en ninguna otra, autonomía, personalidad y libertad efectivas.  Por eso, consideré siempre una obra del más elevado patriotismo la creación y la formación de nuestra Universidad.  Ella constituirá, por derecho propio, por suficiencia y por solidaridad internacional de la cultura, el más avanzado vigía de nuestro pueblo y el más fuerte, consciente y eficaz defensor de nuestro destino.” (GARCÍA DE PAREDES, 2011., pág. 69) A la vez, García de Paredes con magistral sutileza indica: “Que las políticas de gobierno no sigan siendo hijas de la imprudencia, la improvisación y las coyunturas, como es común en el Tercer Mundo, sino  producto minuciosamente  elaborado a partir de la previsión juiciosa y la planificación inteligente.” (GARCÍA DE PAREDES, 2011., pág. 70)

Ulteriormente, el autor hace un repaso sobre la crisis de valores que confronta la sociedad panameña, situación que, sin lugar a dudas, limita la capacidad de crecimiento del país.
         Luego, toca el leit motiv de nuestra existencia como nación: El Canal de Panamá, institución de la cual he dicho en ocasiones diversas que si bien es cierto es que el nuestra principal fortaleza, es también el Talón de Aquiles de Panamá ya que, como nos dice García de Paredes: “Desgraciadamente, es el tema secular de nuestra identidad y nuestra supervivencia.  Y digo desgraciadamente, porque tratándose de un bien, de un recurso envidiado por muchas naciones, de una opción única en el mundo, ese mismo bien, y ese mismo recurso y esa misma opción, muchas veces convierte a la República, con todos los panameños dentro, en marionetas de intereses y estrategias geopolíticas muy ajenas a su voluntad soberana.” (GARCÍA DE PAREDES, 2011., pág. 83)

La visión del Dr.  García de Paredes, como hombre, como historiador, como docente, como rector de la Universidad de Panamá no se proyecta de manera lineal, sino que intenta en cada palabra marcar un rumbo a una nación pletórica de recursos que, sin embargo, no sabe emplear adecuadamente.  Pone su mirada en el campo,  a los ganaderos (igual a todos) los insta a mejorar como seres humanos, a aprender a trabajar en equipo… pues ya no les queda dudas de que la excelencia baja los costos, ahorra esfuerzos, aumenta las ganancias y las distribuye mejor. (Pág. 89).

Asimismo, hace referencia a la enseñanza de hechos como la Tajada de Sandía y el Tratado Mallarino Bidlack, prevé la importancia y necesidad de ampliar el Canal para mantener su  competitividad, a la vez que lo propone como modelo para el desarrollo humano.
     La identidad no escapa a sus preocupaciones y busca en el folclor una herramienta que propone a los estadistas como portador de claves para lleva a cabo rectificaciones históricas y para evitar peligros de desintegración nacional con secuelas de violencia e inestabilidad social.  (137)

Denuncia de igual forma la corrupción que tanto daño hace a nuestra sociedad que promueve la acumulación desmedida de riquezas, donde el delito si paga, y por la ignorancia de algunas autoridades que desconocen que todo acto público es un acto docente.
      Amable audiencia, como veis, he venido tan solo a promover la lectura de este texto, no por caprichos enarbolados con el  afán de complacer a nadie, sino con la convicción de que su lectura nos hará mejores panameños y mejores universitarios, que nos impelerá a cada uno a su manera a aportar nuestro grano de arena, para formar el Panamá que todos soñamos.

Las Tablas, 25 de mayo de 2012.




martes, 15 de mayo de 2012

CARLOS FUENTES NACIÓ EN PANAMÁ

El escritor mexicano Carlos Fuentes nació en Panamá el 11 de noviembre de 1928.
Fue hijo de diplomáticos mexicanos.  El célebre autor de La Región más Transparente y de Tierra Nostra nació en Panamá, pero jamás fue ni se sintió panameño, aunque lo era por jus solis.  Alguna vez dijo algo parecido a esto: Panamá es una bocanada de tierra entre dos océanos.
Muere el 15 de mayo de 2012.

domingo, 13 de mayo de 2012

ENSAYO Y MONOGRAFÍA: SOBRE SUS DIFERENCIAS

Este trabajo fue publicado originalmente con el nombre de Homenaje a la inclultura: una especulación en torno al ensayo  en la revista Jornadas (enero-junio) de 1999.

Este quehacer no husmea la novedad; se satisface con diseminar el razonamiento de un ensayista azuerense, muerto hace algunos años.  Me refiero al también poeta Pedro Correa Vásquez.  La determinación de este tanteo se ciñe a desembrollar una orientación desacertada que confunde, indebidamente el ensayo con la monografía, al grado de que en ocasiones se emplean ambos vocablos como términos sinónimos y otras veces se presentan como dos conceptos antitéticos.

El homenaje a la incultura de Pedro Correa Vásquez (1955-1996) aclara este dilema, por lo que, trataremos de anunciar un ensayo que se basa en un antiensayo que, sin embargo, es un ensayo por negación y pido excusas al leedor, si advierte -por lo menos en apariencia-un juego de palabras, en un contexto en el que no se está jugando, a menos que se infiera que se juega a jugar.

Resulta interesante observar  la concepción errónea que se tiene en torno al ensayo,   Si observamos las obras presentadas y premiadas en el Concurso Ricardo Miró (el más grande de Panamá), concluimos que muchas de ellas carecen de la silueta ensayística que debieran tener, pues la mayoría son estudios monográficos.  Nos resulta impostergable puntualizar que, de acuerdo con una etimología cantinflesca, monografía (mono = uno, grafía= escritura, por lo tanto monografía no es más que lo que escribe un mono.  De acueerdo con el axioma popular que reza: "el hombre crea y el mono imita", considero que  esta disquisición no carece de fundamento, pues el que escribe un ensayo es un hombre -entiéndase un creador- pero el que escribe una monografía, para no decir que es un mono, diré que es un imitador.

Es importante, en este orden de cosas, sealar la diferencia entre ensayo y monografía.  Repito: el ensayo es creación; la monografía erudición.  Sin embargo, por mona que sea una monografía es insensato definir el concepto como una fórmula química simple: limón + agua + azúcar= limonada; en nuestro  caso 25 págunas de contenido + diez cietas de otros textos + diez reseñas bibliográficas= monografía.  Le recomiendo a quein intuyó semejante invención, que por favor prive a la humanidad de su sapiencia y que la goce para sí mismo.

Continuará 

domingo, 6 de mayo de 2012

ELIMINACIÓN DE TODOS LOS SANTOS DE LA IGLESIA POR FEOS. FRAY EDUARDO VÁSQUEZ

CUANDO BOTARON, POR FEAS, LAS IMÁGENES DE LOS SANTOS EN PANAMÁ

            A finales de la década de 1850, las imágenes feas de las iglesias de Panamá fueron mandadas a botar, acción emprendida por el entonces Obispo Fray Eduardo Vásquez, colombiano de la Orden de los Dominicos, quien, en reemplazo del Obispo Juan Francisco del Rosario y Ballesteros, muerto en Santiago de Veraguas, funge como tal entre los años de 1855 y y 1870, año en que muere durante su asistencia al Concilio Vaticano I en Roma.
      

      Antes de ascender a la silla episcopal… era humilde y de profunda ilustración teológica.  Pero al empuñar el báculo en una época de lucha recua entre el poder civil y la Iglesia,  transformó su temperamento…. Por su propensión a la irritabilidad y su intransigencia en materia eclesiástica, el pueblo lo llamó Fray Veneno.  Fue este famoso obispo, quien en su campaña por dignificar el culto, quien dispuso incinerar las feas imágenes que se veneraban en las parroquias del interior, proceder que hirió la sensibilidad mística de los ingenuos devotos.
            La orden de destruir las imágenes contrahechas y  carentes de atributos estéticos, por parte de Mons. Vásquez, quedó plasmada para la posteridad en una décima compuesta en el año 1858 por el ocueño Narciso Mongala, la cual copiamos íntegra:

LA VISITA PASTORAL DEL OBISPO FRAY VENENO
Ya viene el Señor Obispo
a visitar el interior,
esto ha causado temor
lo que nunca se había visto.

En la Villa de Los Santos
mandó a quemar a San Juan,
y se sorprendieron tanto
los principales del pueblo.
San Antonio con miedo
mandó parte a San Francisco,
y a San Agustín que  esté listo
para salir puerta afuera;
y decían en su carrera:
“¡Ya viene el Señor Obispo!”

Cuando llegó a Macaracas
los santos estaban escondío
y en el medio del río
era que estaba en la Guaca.
De allí, nadie los saca
porque ellos tienen temor.
un infante llegó a la casa
de Catalino diciendo:
“El Señor Obispo vino
a visitar el interior.

En Los Pozos un bonete
y un alba vieja quemó.
y a la Dolorosa halló
que tenía mucho cachete.
Llegó a Mas Minas a las siete
muy sofocado por el sol,
y halló que estaba inferior
un Crucifijo Nazareno:
esto ha causado temor.

San Sebastián en Ocú
se las puso con temprano,
huyendo por esos llanos.
con San Lorenzo y San Juan.
las dos vírgenes se van
para Pesé con San Calixto
a avisarle a un Santo Cristo
que también puede perecer.
Y ahora se viene a ver
lo que nunca se había visto.

     Recordemos que la situación del Obispo Fray Eduardo Vásquez era muy complicada; era una de las peores épocas que vivió la iglesia colombiana, por ende la panameña. El historiador Ernesto Castillero Reyes detalla cómo a raíz de la expedición del Decreto de Tuición, durante el gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera, en julio de 1861, se desencadena una cruel persecución contra el clero, sobre todo contra las órdenes religiosas y, además, la confiscación de bienes eclesiásticos y el destierro de sacerdotes, incluso el propio Mons. Fray Veneno que fue desterrado, durante tres años,  a partir de 1862.



y una alba vieja quemó;

a la Dolorosa le halló

que tenía mucho CACHETE.

Llegó a Las Minas a las siete,

muy sofocado del sol,

halló que estaba inferior

el Jesús de Nazareno;

para quemarlo está bueno,

esto ha causado PRIMOR.
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