Hace unos días, Rodrigo Rodríguez tuvo a bien prestarme la novela El evangelio según Jesucristo de José Saramago(Azinhaga, Santarém, Portugal, 16 de noviembre de 1922 - Tías, Lanzarote, España, 18 de junio de 2010).


Los católicos, grupo religioso al que pertenezco, tienen un temor absurdo por el sexo. ¿Qúé importancia puede tener la forma en que Jesucristo fue concebido, si lo que trasciende es su obra? Me parece disparatado discutir sobre la virginidad de María, si eso es asunto de fe. Lo que importa es el papel que la historia religiosa le impone.
El final también es interesante, pues a pesar de que la obra señala todos los aspectos humanos de Jesucristo, concluye en la divinidad de su obra. La enciclopedia Wikipedia, al respecto nos indica:
"Jesús no es creído por su familia, por lo que los abandona una vez más y vuelve con María Magdalena para vivir con ella como marido y mujer. En Magdala decide partir al mar de Galilea a buscar trabajo con los pescadores en el mar de Galilea. Un día que salió al mar él solo, es visitado por Dios y el Diablo. Dios le habla de su plan para que Jesús funde el cristianismo, porque Dios está molesto por haber sido sólo el Dios de una raza, y que los demás dioses parecen obtener toda la gloria. Jesús está en un principio en contra de lo que ve como un plan egoísta de Dios obligándole a soportar grandes sufrimientos, pero Dios le hace ver que en realidad no tiene otra opción, porque Dios es todopoderoso.
Jesús se convierte en un profeta de Dios, continuando con los milagros y también la predicación. Se hizo detener a sí mismo en una maniobra para desbaratar el plan de Dios, y trata de destruir su propia credibilidad, intentando morir como hijo de José y no de Dios, diciendo a los sacerdotes: "Soy el hijo del Hombre". Sin embargo, la novela termina con Jesús crucificado y percatándose de que en realidad no cambió nada y que el plan de Dios sigue en pie, que al fin y al cabo había hecho la voluntad de Dios cuando creía seguirla y cuando creía no hacerlo."
La obra, en esencia, presenta una versión humana de los evangelios que pone en duda la fe de muchos que ignoran que José Saramago, como artista de la palabra, lo único que quiso fue contar una historia que, aunque verosímil, el autor jamás afirmó que fuese verídica.
Fotos tomadas de Internet.
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