lunes, 4 de junio de 2012

LOS DESTINOS CIRCULARES DE LISSETE LANUZA

Lissete E. Lanuza Sáenz.
          Hoy haré un abrebocas sobre el libro  Destinos circulares de la joven  narradora panameña Lissete E. Lanuza Sáenz.  En el relato que  le da nombre a la obra comentada, la narradora nos esboza la prisión del destino que nos encarcela a todos.  Recoge la historia de una chica y un chico, que al no tener nombres, en alguna medida, nos contienen o significan a todos; el destino está marcado por el amor y por la indiferencia, temas comunes a la literatura. 

“No es una historia común, su historia.  Empieza en ese momento, a los ocho años, desnuda excepto por unos panties blancos con diminutas flores rosadas, en el medio de su cuarto.  Él, su vecino, estaba pidiéndole prestada una cosa u otra, el tiempo ha hecho poco importante el recuerdo de qué exactamente.  Ella nunca llegó a prestárselo.  Es más, desde el momento en que su grito reverberó por toda la casa, ella no volvió a hablarle por más de veinte años.” (Pág. 28) 

Una niña a los ocho años, semidesnuda, es requerida por su enamorado y, ella asustada grita; él escapa.  No dice nada, pero coloca una gran barrera entre ambos, barrera que él, enamorado, interpreta de maneras muy diversas:

Por momentos, en lo más vanidoso de su juventud, se sintió importante.  Si ella se tomaba el trabajo de no hablarle, de mantenerlo en ascuas, debía ser porque él significaba algo y ella quería darle una lección.” (Pág. 29);

Sin embargo, el tiempo pasa y no hay ningún viso de arreglo; por ello, mucho tiempo después, cuando:

 “ella anunció su compromiso con otro, en una extravagante fiesta, que comprendió no solo la magnitud de su error, al pensar que ya la tenía ganada, sino la terrible y certera verdad de su vida: la iba a amar para siempre.” (Pág. 30) 

         El amor, entonces, se torna en leit motiv del relato; él se marcha lejos, pero la sigue amando; ella fracasa en su vida matrimonial. Aunque con temas inversos, hay vestigios de la trama de la novela El amor en los tiempos del cólera, sobre todo en el reencuentro, muchos  años después, cuando a través de un juego de casualidades, sus destinos circulares los pusieron en la misma condición en la que se separaron muchos años antes; solo que esta vez:

“Él abre la puerta, y ella está ahí, como hace veinte años, como siempre en sus sueños, desnuda y esperándolo.  Ella lo mira fijo, y de repente siente deseos de gritar, no para espantarlo, como aquella vez, sino porque la historia se repite, y a ella le tomó más de veinte años, un matrimonio fallido y demasiadas lágrimas volver a encontrarse en el lugar donde debió haber estado siempre, y esta vez, no volver la mirada y esconderse mientras él fija su mirada en el borde del encaje de sus panties. Esta vez, cuando cierra la puerta de su cuarto, él todavía se encuentra adentro.” (Pág. 32)

Lectura recomendada:
LANUZA SÁENZ, Lissete.                 Destinos circulares. Panamá:  9 signos editores.  2010.

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